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El cine español ya no necesita a Torrente
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La taquilla tiene más de un santiago segura

El cine español ya no necesita a Torrente

El viernes llega a las salas 'Torrente 5. Operación Eurovegas', la primera entrega de la saga que se estrena sin la presión de salvar la taquilla española

Foto: Santiago Segura en un fotograma de 'Torrente 5' (Sony Pictures)
Santiago Segura en un fotograma de 'Torrente 5' (Sony Pictures)

El cine español siempre ha necesitado un salvador. La taquilla ha dependido constantemente de un taquillazo para cuadrar sus cuentas y elevar la cuota de nuestro cine. O al menos no dejar que se desmorone. En los últimos 20 años ha habido muchos salvadores de nuestra industria: Amenábar, Bayona, Almodóvar… pero sólo uno ha repetido en cuatro ocasiones como fenómeno de masas: Torrente.

El policía más soez del cine español siempre ha reventado las taquillas, ha habido años en los que incluso ha sido la única película española que funcionaba y salvaba los muebles. De ahí que siempre que se estrenaba una nueva entrega de la saga volviera la etiqueta del salvador del cine español.

El propio Santiago Segura ha asegurado hoy en la presentación de Torrente 5: Operación Eurovegas que él no se considera así: “Yo no quiero salvar a nadie. Yo quiero que la película esté a salvo, recuperar el dinero de nuestros inversores”, explicaba. Este año lo tendrá fácil: ha sido Ocho apellidos vascos la que gracias a sus casi 60 millones de euros ha empujado la recaudación del cine español hasta cifras que prometen ser históricas.

Sin presión

Lo cierto es que este año Santiago Segura llega a las salas sin la presión que desde la industria se ponía en cada entrega de Torrente. A partir del viernes se comprobará si la saga sigue teniendo fuerza entre los espectadores o si comienzan a cansarse de las aventuras del policía más casposo.

Aunque la recaudación no sea tan alta como en anteriores entregas, el colchón creado por Ocho apellidos vascos y El niño hace que la responsabilidad de Torrente no sea tan grande como en años anteriores. De hecho, el cineasta ha asegurado que estaría encantado de ser el cuarto o quinto filme más taquillero del año “siempre que las otras sean españolas”.

Y es que cada cinta de Santiago Segura se ha vivido como todo un acontecimiento entre los espectadores. La primera parte llegó en 1998, y consiguió más de 3 millones de espectadores de los 12,5 millones que logró todo el cine español ese año, casi un 25%.

En el resto de entregas la tónica fue parecida. Torrente 2: Misión en Marbella fue la más vista con 5,3 millones de entradas vendidas, y a partir de entonces los espectadores han ido cayendo: 3,5 millones para Torrente 3: El protector; y 2,6 millones para Torrente 4: Lethal Crisis. La última entrega llevó al cine al 17% de espectadores del cine español de 2011.

Las cifras de este año quedarán ensombrecidas por el fenómeno 'Ocho apellidos', pero contribuirán a que la cuota del cine español sea la más alta que se recuerda. A pesar de que la presión sea menor, Santiago Segura reconoce que le importa la taquilla: “La taquilla más que miedo me da pánico. Es muy importante porque de ella depende que puedas hacer otra película. Yo he contratado a Alec Baldwin y he podido hacer las escenas de acción que me ha dado la gana por el éxito de las anteriores. Si no, tendría que hacerlas como el resto de directores del cine español, con presupuestos no superiores a dos millones de euros, o con crowdfunding pidiendo favores a todo el mundo”, ha contado el director.

La misma tendencia cree que está ocurriendo ahora con el cine: “Si a la gente le da por el cine español, yo estaré feliz, porque se han pasado unos años muy malos: el IVA, las salas que han cerrado… Se estaba muriendo la profesión. Si la gente se reconcilia con el cine me parece buenísimo”.

Cameos y crisis

Igual que en sus declaraciones, Santiago Segura se ha mostrado más crítico que nunca en la historia de Torrente 5, la entrega más satírica y ácida con la sociedad que ha hecho. Aunque considera que todos sus filmes son bastante políticos, reconoce que en este hay más referencias a la actualidad.

La película comienza en el año 2018 con Torrente saliendo de la cárcel, donde la gente hace cola para entrar. España ha sido expulsada de la Unión Europea, se ha vuelto a la peseta, Mariano Rajoy sigue gobernando, Cataluña se ha independizado y Pablo Iglesias es el líder de la oposición. Ese es el futuro que Segura ha imaginado, y que tiene muchos vínculos con lo que ocurre en la actualidad.

No son las únicas referencias a la política, pero el director prefiere que no se desvelen, igual que todos los cameos que aparecen en el filme, ya que el espectador pierde la capacidad de sorpresa cuando todos los gags se cuentan con anterioridad. También se ha hecho el interesante dejando caer que un político le pidió salir en la película, pero que su partido no se lo permitió. ¿Qué político, qué partido? No ha habido forma de sacarle la información, aunque ha añadido que “un partido ni fu ni fa”.

Quien sí se ha prestado a ser el malo de la función ha sido Alec Baldwin. El actor aceptó hablar en un español que aprendió fonéticamente y sólo ha tenido elogios para Segura y su cuadrilla.

A pesar de la crítica política, la esencia de Torrente sigue igual, y Santiago Segura no parece cansarse de él. Cinco películas en 16 años no son suficientes para abandonar al personaje que le dio la fama. Todavía le divierte y le permite jugar con diferentes tipos de cine: carcelario, de robos… Eso sí, asegura que la última palabra sobre próximas entregas la tiene el público: “Cuando se cansen lo dejaré”.

El cine español siempre ha necesitado un salvador. La taquilla ha dependido constantemente de un taquillazo para cuadrar sus cuentas y elevar la cuota de nuestro cine. O al menos no dejar que se desmorone. En los últimos 20 años ha habido muchos salvadores de nuestra industria: Amenábar, Bayona, Almodóvar… pero sólo uno ha repetido en cuatro ocasiones como fenómeno de masas: Torrente.

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