El curso lectivo y el año judicial han comenzado en Portugal de forma caótica. Cinco semanas después del inicio de las clases, todavía hay colegios en los que faltan profesores y alumnos que no tienen todas las asignaturas, clases que este curso ya no podrán ser recuperadas, por lo que tendrán que recortar materia. En concreeto, 200.000 alumnos de Primaria y Secundaria están sin ningún profesor y a otros 500.000 les faltan los docentes en algunas asignaturas. En Portugal hay 1,3 millones de alumnos, así que más del 50% se han visto afectados por este caos.
En cuanto a la justicia, las cosas no están mejor. La ministra, Paula Teixeira da Cruz prometió una reforma del mapa judicial -con el cierre de los tribunales más pequeños- que al final se ha transformado en un caos informático. El programa Citius, que debía haber entrado en funcionamiento el pasado 1 de septiembre, ha estado más de un mes inutilizado, por lo que, en la práctica, los tribunales han quedado totalmente paralizados. Esto porque en el programa tenían que incluirse todos los procesos judiciales de los Tribunales que la ministra decidió cerrar. Los informáticos ya habían alertado de que un traspaso de ficheros de tal dimensión podía provocar un bloqueo de la plataforma y recomendaban comenzar con alguna zona del país, como prueba, para después ampliarlo al resto. No fue lo que se hizo y por eso, durante las últimas semanas, ni abogados, ni fiscales ni jueces han podido acceder a millones de procesos que al final nadie sabía dónde habían ido a parar.
La oposición en pleno pidió la dimisión de la ministra, pero ella, aunque pidió disculpas, se mantuvo firme en su cargo diciendo que era su responsabilidad "es resolver el problema". Más de un mes después tratando de resolver, éste todavía no está resuelto. Aunque para ella, en vez del "caos judicial" como dijeron jueces, no pasó de ser más que unos "contratiempos superables".
Caída de la popularidad del Gobierno
Superable o no, la popularidad del gobierno de Pedro Passos Coelho, a menos de un año de elecciones, ha caído en picado con estos dos ministros, la de Justicia y el de Educación, que han provocado estos problemas en dos ámbitos tan importantes como los que gestionan.
En el caso concreto de la Educación, el ministro Nuno Crato también compareció para pedir perdón, pero tampoco asumió responsabilidad política más allá. El problema, en su caso, ha sido una contratación y colocación de profesores atrasada y desastrosa.
Como explicó a EL MUNDO Mário Nogueira, presidente de Fenprof (Federación Nacional de Profesores), todo empezó mal porque a finales de agosto, cuando las clases estaban a punto de comenzar, había muchos profesores que todavía no sabían en qué colegio serían colocados. Después salieron las listas y muchos de ellos tuvieron que cambiar de ciudad, lo que les supuso toda otra serie de logísticas familiares. El problema, en vez de resolverse, fue agravándose cuando se comprobó que había muchos profesores colocados en varios colegios al mismo tiempo. Así que el Ministerio, un viernes, avisó a todos estos profesores que sus colocaciones quedaban sin efecto. El lunes siguiente, el resultado fue que muchos colegios permanecieron cerrados. Y se vivieron situaciones como la que sufrió Patricia, una madre de un niño de 12 años. Como cada día, lo dejó a la puerta de su colegio y siguió en su coche para ir a trabajar. Sólo cuando llegó a su peluquería y encendió la televisión vio en las noticias que el colegio de su hijo estaba cerrado, nadie la había informado porque ni los directores de los colegios sabían lo que sucedía. Así que tuvo que cerrar su negocio para volver a buscarlo porque el niño estaba en la calle.
Estrés para profesores y familias
Estas cinco semanas de inicio escolar han sido un estrés tanto para las familias como para los profesores, aunque el ministro les había garantizado que "no serían perjudicados", algo que ellos dicen que ha sido una mentira. Por eso, en internet incluso han creado una página en la que se puede apostar cuándo creen que dimitirá Nuno Crato. De momento, como la ministra de Justicia, no ha ido más allá de pedir perdón. El que sí ha dimitido ha sido el secretario de Estado de Educación, alegando "imperativos de conciencia y motivos de orden personal", el mismo día que la prensa publicó que había plagiado un texto sobre la dimensión moral de la profesión docente que presentó en unas jornadas europeas. Este mismo secretario de Estado fue quien "sugirió" a los profesores que si se sentían perjudicados por los problemas en la colocación "fuesen a reclamar a los tribunales". Una recomendación que cayó como una bomba porque en ese momento, los Tribunales, con los problemas con la plataforma informática, estaban completamente parados y más que una recomendación parecía una broma de mal gusto.
