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El día después

Zoido reacciona y abre el diálogo

  • El PP y el PSOE inician la partida para lograr los apoyos suficientes para formar un gobierno estable tras quedarse a una distancia de sólo 3.000 votos.

Casi 24 horas tardó el candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, en reaccionar después de la victoria amarga que le dieron las urnas el pasado domingo. El PP se hundió al perder en sólo cuatro años ocho concejales y 60.000 votos, pero el hasta ahora alcalde se levantó ayer con el convencimiento de que no era su función llamar a nadie, ni siquiera para felicitar a las nuevas fuerzas, como hizo su rival, el socialista Juan Espadas. Él se siente ganador y más que seguro de que habría que dejar gobernar a la lista más votada, "pues todas las coaliciones derivan en la ruina", apuntó en la radio. Luego resaltó de nuevo lo "histórico" que resulta ganar tres veces consecutivas, lo que lo avala como alcalde. Una victoria sin precedentes en 2011 y una derrota de la misma índole en 2015. El alcalde pecó de falta de autocrítica y sus argumentos sonaron faltos de credibilidad y un poco impropios en alguien que acaba de perder una mayoría absoluta y pretende revalidar. 

La situación es otra en el caso de los aspirantes a gobernar por primera vez. Para Espadas tampoco hay duda de que el alcalde será él, a pesar de que sólo ha sido capaz de sumar 4.000 votos más con respecto a 2011, pero le toca jugar con esa posición de fuerza y, de hecho, fue el primero en tender la mano la misma noche electoral al resto de los partidos.Horas después, Zoido cambió de táctica y anunció la apertura oficial de la ronda de diálogo. ¿Para qué? Hay dos opciones, una coalición que sentaría en el gobierno hasta a tres fuerzas, o acuerdos puntuales para sacar adelante proyectos y apoyar el 13 de junio la toma de posesión de uno de los dos candidatos. 

¿Qué ha pasado con los resultados electorales?

La jornada amaneció sumida en el surrealismo. Veinticuatro horas después del cierre de los colegios electorales, aún se desconocía el 100% del escrutinio en la capital. Las explicaciones oficiales se hicieron esperar, lo que dio lugar a que corrieran las especulaciones y hasta los rumores de pucherazo. La noche electoral concluyó a falta de 15.000 votos por escrutar cuando la diferencia entre la primera y la segunda fuerza era sólo de 2.500 votos. Una situación tan inexplicable como que los propios candidatos fueran informados a través de los medios de comunicación de los argumentos dados por el Ministerio del Interior. A primera hora de la tarde, tras barajarse "discrepancias" en 44 mesas, el Gobierno admitió "anomalías o errores" en la web en la que se facilitan los resultados provisionales debido al uso de herramientas informáticas de recogida de datos que se fueron subsanando a lo largo de la tarde y la noche de ayer. Ocurrió también en Badalona, Huesca y Santander y se deben a comprobaciones necesarias tras detectarse "incoherencias" en los datos. Una situación propia de una república bananera en la era digital. 

En cualquier caso, los resultados sólo hicieron variar los porcentajes de votos, no el número de concejales, y confirmaron la necesidad de abrir un proceso de diálogo para garantizar un gobierno estable en los próximos cuatro años. Zoido y Espadas se quedaron a una distancia de 3.000 votos. 

¿Quién ha ganado las elecciones?

Podría decirse que más que un vencedor claro hay un perdedor. El PP se hundió, el PSOE se mantuvo a flote, aunque sin aprovechar el gran margen de crecimiento que sirvió en bandeja Zoido, y los partidos emergentes entraron en el Ayuntamiento tal vez con menos fuerza de la esperada. Sin duda, la permanencia de Izquierda Unida -Daniel González Rojas fue el pequeño gran ganador de la noche- frenó el empuje de las nuevas marcas. La federación de izquierdas logró con un candidato nuevo y bisoño, como le reprocha Zoido, dar la vuelta a las encuestas. 

Ciudadanos y Participa Sevilla quedaron empatados en concejales, tres cada uno, y casi en votos, menos de mil de distancia a favor del partido de Albert Rivera. Por tanto, quienes han ganado las elecciones, además de IU, han sido las nuevas fuerzas que tienen en sus manos, si no la llave, sí la posibilidad de propiciar un cambio en la vida municipal y obligar a generar una cultura del diálogo inexistente hasta ahora. El comportamiento de los dos grandes no es precisamente ejemplar en ninguno de los casos. 

¿Quién ha perdido las elecciones?

La del PP ha sido una victoria con sabor a derrota. Del PSOE podría decirse que ha salvado sus muebles y que el triunfo, más que del partido, podría atribuirse a un candidato que en cuatro años de oposición ha logrado encauzar la senda de una formación rota y que se desangraba en 2011. Tal vez le ha faltado tiempo o quizás haya sido un error de cálculo de la dirección del PSOE a la hora de invertir en una batalla, la de Sevilla, que se presentaba crucial y con muchas facilidades, dado el elevado desgaste del gobierno municipal que vaticinaban las encuestas. Difícilmente podrá darse un escenario más favorable para el crecimiento de los socialistas y el PSOE habría perdido una gran oportunidad. Ahora sólo les cabe la esperanza de que, si consiguen gobernar, consoliden su mayoría y puedan crecer en otras convocatorias. 

Sin duda, hay otros pequeños perdedores, como el PA, que no logró llegar a la meta y que ahora obliga a los espartanos andalucistas a replantearse el futuro. O, al menos, la estrategia, después de confirmar que la tendencia en la capital es la desaparición. La candidata Pilar Távora se entregó a una carrera utópica, ganó adhesiones en su campaña por su elevado nivel de compromiso social y luego, el domingo, restó apoyos hasta quedarse en poco más de 4.500 en la capital. Aun así representan el doble del respaldo cosechado por siglas como UPyD o Vox, que parecen ya relegadas al olvido con un porcentaje prácticamente anecdótico. 

¿Cuáles son los posibles gobiernos?

El hundimiento del PP deja en precario el Ayuntamiento de Sevilla. No obstante, las nuevas mayorías dibujan un panorama diverso que cuenta también con antecedentes. En toda la historia de la democracia, el único alcalde que ha gobernado en Sevilla en minoría ha sido el socialista Manuel del Valle, quien lo hizo también después de un mandato con mayoría absoluta. El ex alcalde suele decir que Sevilla es una ciudad que no da mayorías absolutas, "sino que da minorías mayoritarias". Él consiguió gobernar solo, sin coalición, llevando a cabo acuerdos puntuales con los otros partidos. Y, según el ex alcalde, la mejor prueba de que así se puede gobernar es que durante ese periodo -entre 1987 y 1991- se llevó a cabo la mayor transformación de Sevilla en su historia reciente. La pre-Expo de Sevilla. Pero ahora la cultura política es otra bien distinta a la de esos ediles que vivieron e hicieron la Transición. Del Valle y también el andalucista Luis Uruñuela suelen contar que la diferencia está en que en aquella época el adversario político podía ser un amigo y ahora muchas veces es un enemigo. Tal vez esto explique por qué el alcalde Zoido apuntara ayer mismo que seguía esperando la llamada de sus adversarios, sin hacer ni un solo intento por descolgar el teléfono. 

Al margen del gobierno en minoría, que a priori parece la opción preferida tanto del PP como del PSOE, hay otras posibilidades. Una es la elegida por Del Valle a principios de los 90, la de gobernar solo pero llegando a acuerdos puntuales. Es la oferta que han lanzado estos días algunos candidatos. Bastaría con establecer unas líneas rojas y cohesionar programas. 

Una tercera opción, la más repetida en la Plaza Nueva, es la del gobierno de coalición, que sentaría en un mismo gobierno a varias fuerzas. En este caso tendría que ser un tripartito, una fórmula que ya utilizó en 1979, el primer mandato de la democracia, el andalucista Luis Uruñuela, que pactó con el PSOE y el PCE. Un pacto de izquierdas que podría repetirse hoy si Espadas negocia con Participa Sevilla y con Izquierda Unida. Una opción que se presenta complicada, tal vez más que una alternativa que contemple la entrada de Ciudadanos. Su candidato, Javier Millán, advirtió ayer que su ambición no es tanto gobernar como influir en el gobierno y eso también se puede hacer desde la oposición, claro. Zoido despreció ayer un gobierno de coalición al que bautizó con el apellido del despilfarro y el escándalo, en clara alusión a los últimos de izquierdas del PSOE e IU. 

¿Cómo se elegirá al alcalde?

Lo que está claro es que la primera y la segunda fuerza tendrán que dialogar para garantizarse la Alcaldía. El 13 de junio los concejales votarán en una urna para decidir quién será el próximo alcalde y éste tendrá que sumar irremediablemente 16 votos a favor, por eso tanto Espadas como Zoido necesitan a las otras fuerzas, pues no pasan de los 12 ediles. Si se descartara una coalición, que se materializaría en los días previos, los alcaldables tendrían que garantizarse el apoyo tácito de otras fuerzas que, llegado el momento, depositarían su nombre en la urna en lugar de abstenerse y propiciarían la mayoría absoluta necesaria. Si al abrir la urna el objetivo no se ha cumplido, no habrá otra votación, sino que automáticamente se proclamará alcalde al candidato de la lista más votada, en este caso Juan Ignacio Zoido.

Jornada de despachos muy distinta al día 1 de la era Zoido

En 2011, el día después de las elecciones, aún resonaban los ecos de la fiesta del PP cuando a las ocho de la mañana Zoido cogió un taxi y se fue a Su Eminencia, el barrio fetiche de aquella campaña, para dar las gracias a los sevillanos que le dieron su confianza e incluso le prestaron el voto para que él se convirtiera en el alcalde de la mayoría histórica. Luego regresó a la Plaza Nueva y limpió la acampada protesta de los ex trabajadores de Tussam, acabando con un conflicto enconado, y hasta tuvo tiempo de pasar por la Basílica de la Macarena -siempre fiel a sus creencias- para encomendarse a la Virgen antes de coger un AVE que lo llevó a Madrid, donde fue el triunfador en la junta directiva nacional del PP. Ayer Zoido, que culminó el primer año de su era, llegó  temprano a la Alcaldía, un búnker donde permaneció gran parte de la jornada, despachando con su equipo y los gerentes de las empresas municipales. Luego atendió a algunos medios de comunicación, pero no se le vio en contacto con los ciudadanos. Ya el cierre de su campaña fue bastante distinto: pasó de dar un paseo en caravana por los once distritos a encerrarse en una terraza en Los Remedios con once vecinos, uno por distrito. Espadas amaneció prácticamente en Luis Montoto, en la sede de su partido, preparando estrategias y balances. Y, curiosamente, será  el socialista quien hoy reanude la agenda ciudadana con un compromiso con la asociación Paz y Bien. Ya se verá si actúa como alcalde o alcaldable. Los candidatos de IU y de Ciudadanos también dedicaron su tiempo a los medios y reuniones de partido. Y sorprendió la gran ausencia del día, la de la candidata de Participa Sevilla, Susana Serrano, que aplazó a hoy su comparencia. 

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