El arte que expresa los estados del alma
Una galería de São João da Madeira (norte de Portugal) acoge a varios impulsores del conocido como arte marginal
Sabrina Gruss rebusca en campos y en lugares abandonados cráneos de pájaros, cáscaras de caracoles y huesos sin sepulcro, entre otros materiales. Después, en el secreto de su taller, elabora con ellos sorprendentes resurrecciones. Esta artista francesa trabaja desde 1981 en los barrios sensibles, en hospitales psiquiátricos y en las prisiones. Una de su creaciones, «La marchande de nuit» forma parte de la colección Treger – Saint Silvestre, de «arte bruta» o arte marginal, que ahora puede ser visitada por el público en Oliva Creative Factory (São João da Madeira, Portugal).
Los artistas de esta exposición son protagonistas de interesantes historias, al igual que los dueños de las obras. Antonio Saint Silvestre, pintor y escultor de origen italiano y portugués nacido en Mozambique y Richard Treger, pianista clásico de formación, judío de origen lituano e irlandés nacido en Zimbabue, se enamoraron de las obras de enfermos mentales y alegados médiums. A lo largo de 40 años han coleccionado más de 800 obras, colección ahora instalada en Portugal, considerada la única de este tipo de arte en la Península Ibérica. El arte bruto no obedece a un estilo y nace de mentes incontrolables, que no siguen reglas y que no hacen lo que les dicen. Cuando hablamos de arte singular nos referimos a piezas creadas en su mayor parte por autodidactas aunque la línea que separa estos dos estilos muchas veces apenas existe.
Hay personas que hacen millares de dibujos y pintan obsesivamente durante años, otras crean obras de arte en cuartos cerrados o en enfermerías de hospitales psiquiátricos. No se consideran artistas pero sus obras ya están en los museos de todo el mundo, como el MoMa, el Pompidou o el Tate Modern. «En el arte bruto hay libertad total, no hay intentos de agradar a nadie. Es un arte no pulido, no trabajado, es natural», explica a ABC el coleccionador Antonio Saint Silvestre. El arte nace de la explosión de estados de alma donde hay angustia, dolor y sufrimiento. Como es el caso del ruso Foma Jaremtshuk, de una aldea aislada de Siberia. A los 29 años es víctima del régimen de Estalin y perseguido por difamar contra la URSS. Vive en un campo de trabajo hasta que le diagnostican enfermedad mental y le trasladan a un psiquiátrico. Allí diseña la violencia de los choques eléctricos que sufrió en la piel como si le mordiesen los peces.
Un catalán que esculpe corcho
George Widener , por ejemplo, es un autista super inteligente norteamericano, que sufre también el síndrome Asperger. Memorizó millares de fechas históricas y más de un millar de estadísticas de censos de poblaciones. También es conocido como calculador de calendario de los fenómenos eléctricos naturales. Otro compatriota, Henry Darger, retrata torturas con ejércitos de hombres que crucifican niños vestidos de niñas. En esta colección encontramos un cuadro pintado por delante y por detrás con niños que huyen de adultos vestidos de generales. «Fue a un orfanato a los siete años y retrata la batalla monstruosa de los abusos», afirma Saint Silvestre.
Las obras del español Joaquim Gironella también forman parte de la muestra. Exiliado en Francia tras la guerra, se gana la vida como operario y comienza a esculpir corcho. Se inspira en su tierra natal, Cataluña, en el arte musulmán y en representaciones medievales.
Encontramos cuadros, dibujos, instalaciones y esculturas de enfermos psiquiátricos, médiums, locos o simplemente de hombres y mujeres a quienes les invaden impulsos creativos. Ya decía Aristóteles que genio y locura son dos estados inseparables.
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