Tras 14 días de juicio, a última hora del jueves quedó visto para sentencia el proceso abierto contra el presunto pederasta, Abel M. C. Tal y como adelantó ayer este diario la última sesión se celebró el miércoles y duró desde las 10.00 horas hasta la noche. Ayer se conoció que, tras escuchar todas las declaraciones, el Ministerio Fiscal mantiene su petición de 221 años de cárcel. Le acusa de 39 delitos: doce de utilización de menores para la elaboración de material pornográfico (uno de ellos menor de 13 años), seis delitos de utilización de menores para la elaboración de material pornográfico en grado de tentativa, un delito de coacciones en grado de consumación, once delitos de coacciones en grado de tentativa, siete delitos de agresión sexual (tres de ellos continuado, uno a un menor de 13 años y otro en grado de tentativa), un delito de difusión de material pornográfico y otro delito de cultivo de drogas.

El caso salió a la luz tras una denuncia puesta en la comisaría. En la investigación la policía comprobó que el acusado contactaba con sus víctimas a través de un perfil falso de la red social Tuenti, haciéndose pasar por una adolescente llamada Marian. Les pedía fotografías pornográficas para después amenazarles con publicarlas si no accedían a quedar con él.

DESDE EL DIA 3 El juicio comenzó el 3 de octubre con la declaración del acusado, quien aseguró ser inocente y reconoció dos relaciones sexuales consentidas. Explicó ante el tribunal, el Fiscal y su defensa, que dichos encuentros tuvieron lugar porque él siempre creyó que los chavales eran mayores de edad, ya que jugaban en un equipo de fútbol en la categoría de juveniles. Su abogado de oficio solicita la libre absolución.

La declaración del acusado tuvo lugar a puerta cerrada, para proteger a las víctimas, todas menores de edad entre 12 y 17 años. La declaración de las víctimas, a la que tampoco se pudo acceder, duró once días, tiempo por el que pasaron por la sala los 33 menores denunciantes --lo hicieron de tres en tres y en sesiones de tarde--.

La última jornada del juicio acogió la explicación de los policías que investigaron el caso y los forenses y psicólogos que atendieron a las víctimas. Esta sesión, como las demás, también se llevó a cabo a puerta cerrada.