La tasa de siniestralidad se dispara del 28% al 76%

La crisis de Abengoa ha tenido un fuerte impacto en la cuenta de resultados de Cesce, la aseguradora en la que el Estado mantiene una participación mayoritaria del 50,25%. El gigante andaluz espera estos días que su propuesta de reestructuración financiera sea aceptada por un 75% de sus acreedores para salir de una pesadilla que dura ya más de un año y que ha dejado por el camino despidos, impagos, desplomes bursátiles y varias demandas judiciales.

De esta crisis no se ha librado el sector público. El Estado español está expuesto en la compañía a través de los préstamos concedidos al grupo por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y por la actividad de Cesce, la aseguradora pública que avala a las empresas españolas en sus proyectos internacionales. En total, la exposición de las arcas públicas al grupo de ingeniería y renovables es de 415 millones de euros.

La aseguradora participada por el Estado y bancos como Santander y BBVA registró el pasado año un incremento de la siniestralidad del 123%, hasta los 101 millones, «debido fundamentalmente al impacto de Abengoa», señala el grupo en su último informe de resultados. El grupo tuvo que cubrir los numerosos impagos de la compañía a los proveedores que tenían contratado con Cesce un seguro comercial.

En 2014 la aseguradora presentó un coste de siniestralidad de 45 millones, por lo que el incremento sería cercano a los 56 millones en un año. Fuentes próximas a Cesce matizan que «el impacto de la crisis de Abengoa es muy inferior a esa cifra», ya que el grupo cuenta con un reaseguro que le permite cubrir parte de las pérdidas derivadas de este caso. Además, añaden, se han provisionado todas los posibles impactos, si bien la mejora de la compañía y su fortalecimiento financiero podría recuperar parte de estas pérdidas.

De esta forma, la tasa de siniestralidad -es decir el ratio de siniestros sobre primas- se disparó en un año del 28% hasta el 76%. Fuentes próximas a Cesce explican que el incremento es consecuencia de «un siniestro de gran magnitud» -Abengoa- y de la reducción de las primas que ingresan por la «rebaja de precios» aplicada a sus servicios. «El impacto de Abengoa representa el 49% de la tasa, situándose la siniestralidad de frecuencia en el 28%, inferior a la del ejercicio precedente», explica la empresa.

La merma que ha supuesto la crisis de Abengoa en los resultados del grupo no se ha trasladado a sus accionistas, ya que Cesce ha repartido incluso más dividendo este año que el anterior. En 2015 Cesce concedió una retribución entre sus inversores de 30,6 millones de euros ligados al beneficio, mientras que en 2014 -a pesar de haber logrado un beneficio muy superior- solo repartió 10,3 millones para dejar el resto en su cajón de reservas de estabilización.

La compañía sevillana trabaja estas semanas para lograr el respaldo de un 75% de sus acreedores al plan de reestructuración enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El plazo para alcanzar estos acuerdos expira el próximo 25 de octubre y la cúpula de la compañía se muestra confiada en lograr la cuota exigida de adhesiones. La firma implica una quita del 70% para los actuales acreedores del grupo, que canjearán su deuda por un 40% de sus acciones.