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La fundación que llega donde la administración no lo hace

Imagen de un comedor escolar que está dentro de los programas de becas de Probitas EL MUNDO

Probitas aumenta sus becas comedor y su atención a alumnos sin recursos

La intención de la entidad es atender a 20.000 menores durante este año

«No damos los recursos a la administración, sino directamente a las escuelas». Esta forma de actuar es la que diferencia a la fundación Probitas del resto de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), tal y como cuenta su directora Marta Segú quien asegura que de esta forma se gana «en proximidad, flexibilidad, eficiencia y no se pierde el dinero» de las becas. Probitas nació en 2008 para canalizar las donaciones de los accionistas de la empresa Grifols para proyectos solidarios por todo el mundo, tanto los de colaboración con otras organizaciones como los que desarrollan de forma propia. Entre estos últimos destaca la financiación de becas comedor para como mínimo asegurar una comida nutritiva completa al día a menores en situación de vulnerabilidad que el año pasado se realizó en más de 150 escuelas de toda España.

En concreto este programa RAI está implantado en 130 escuelas catalanas, 16 en Murcia y 8 de Madrid, en las que se dan desayunos. La fundación destinó el año pasado 2,5 millones de euros para dar más de 700.000 comidas completas a cerca de 17.000 menores. Probitas trabajan directamente con los centros y las asociaciones sociales para identificar mejor a las familias más vulnerables y los alumnos que puedan recibir estas ayudas. De esta forma financian becas comedor o completan las que concede la administración cuando no llegan al 100% de lo que el menor necesita. «Llegamos donde la administración no alcanza», indica Segú quien detalla que gracias a estas ayudas han aflorado muchos casos de «nueva pobreza», como son familias que hasta ahora no necesitaban a los servicios sociales pero que la crisis les ha empujado a ello.

Además, detalla la importancia y «el compromiso» de los directores de escuela en la implantación del proyecto ya que en algunos casos ha detectado casos de alumnos que necesitaban ayudas antes que los servicios sociales. Por eso, la fundación pone como condición a las familias que se quieran beneficiar de las becas que obtén a las ayudas públicas de la propia administración y, en caso de no conseguirlo, recurran a ellos. «Necesitamos que se conozca las cifras reales de la gente que pide apoyo económico», señala la directora de Probitas quien asegura que la flexibilidad de su sistema permite que si queda una plaza libre rápidamente se pueda beneficiar otro alumno. También hacen un seguimiento exhaustivo del proyecto y el dinero que se entrega a las escuelas y sobra de las becas se devuelve para las ayudas del año siguiente.

Para el año próximo Probitas quiere atender a 20.000 menores. Cada vez hay más escuelas que llaman a su puerta para poder integrarse en estas ayudas, aunque la fundación prioriza zonas en las que hay más pobreza. También se hace un control alimentario del catering que se sirve en los comedores para garantizar una buena nutrición.

Pero estas becas comedor no es el único proyecto de la fundación. «Detectamos que con la llegada del verano los niños se quedaban sin esta alimentación», remarca Segú y por eso ofrecen apoyo nutricional a casales de verano que hacen algunas entidades en varios municipios, además de otras actividades relacionadas con el ocio o el deporte. De esta forma también se evita que «estén en la calle» durante los meses que no tienen escuela. Probitas también ofrece otro «programa innovador» como dar de comer a alumnos de instituto de familias que están en riesgo de exclusión social. Los centros ceden un espacio y la fundación se encarga de la alimentación e incluso se ofrece refuerzo escolar y otras actividades durante algunas horas. En algunos institutos con horario intensivo se realiza estos comedores en asociaciones de vecinos. Lo importante es que los menores se sientan arropados.

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