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El Ibex 35 se aleja de sus máximos históricos
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Javier Molina

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El Ibex 35 se aleja de sus máximos históricos

Cuando uno observa un gráfico de precios de cualquier activo cotizado, debería hacerlo siempre en escala logarítmica y en su versión de rendimiento total (TR)

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El principal indicador de la bolsa española alcanzó sus máximos históricos en 2017, al superar la cota de los 29.000 puntos. Desde entonces, acumula una caída cercana al 16%, y pese a que este año el índice parecía querer volver a los números verdes —se superaron los 27.000 puntos—, esta semana nos deja muy cerca de los niveles de inicio de ejercicio.

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Cuando uno observa un gráfico de precios de cualquier activo cotizado, debería hacerlo siempre en escala logarítmica y en su versión de rendimiento total (TR). El uso de proporciones en vez de números brutos (euros) se antoja mucho más útil cuando estamos tratando de rentabilizar nuestro dinero. Permite una mayor visualización de lo sucedido en rangos de tiempo largos y ante variaciones más fuertes de precios, mientras da una perspectiva más real de los movimientos.

Por poner un ejemplo al respecto, fíjense en la diferencia entre utilizar la escala lineal (variación en euros o dólares) y la de utilizar proporciones (pasar de 10 a 11 no es lo mismo que de 11 a 10 en términos porcentuales). Se podría pensar que estamos ante títulos totalmente distintos cuando, en realidad, es el mismo activo.

Gráfico en escala lineal:

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Gráfico en escala logarítmica:

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Con respecto al 'total return', si no se ajustan los pagos de dividendos o las ampliaciones de capital tendremos, al analizar las expectativas de los inversores implícitas en esos gráficos, una información equivocada de las mismas y, en consecuencia, los resultados que obtendremos de ese análisis serán erróneos. Además, cuando una empresa paga un dividendo, ese importe termina en su cuenta bancaria y, de no considerarlo, estaría calculando mal la rentabilidad generada en esa operación. De otro lado, cuando se produce el mencionado pago, la acción descuenta ese importe de la cotización, y ese hecho no responde a una situación de mercado sino a un evento totalmente conocido y esperado. Para quien quiera entender más esta materia, es lectura obligada el libro de Carlos Doblado, gran divulgador del uso del 'total return'.

Los gráficos de rendimiento total (TR) son mucho más fieles a la hora de representar lo sucedido en bolsa. En el caso de los índices, cuando se usa esa versión, se produce una reinversión de los dividendos pagados por sus componentes, mostrando de ese modo la rentabilidad real proporcionada por ese activo. El DAX Xetra es un índice cotizado de esta forma.

En el caso del Ibex 35, resulta que la media histórica del dividendo está por encima del 4% anual. En 2018, se alcanzó el 4,6%. Sin embargo, otra cosa es que la industria financiera utilice para referenciar los fondos de inversión, el Ibex 35 sin ajustar, y le estén contando que a 10 años (por ejemplo) su fondo está perdiendo un 7% cuando en realidad, y si incorporamos los dividendos, debería estar ganando un 54%. El gráfico del BME recoge esas diferencias entre los índices sin dividendos y los que sí los incorporan. Se pueden ver esas magnitudes a 10, cinco y tres años.

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Así las cosas, y pese a que el futuro de las cotizaciones no tiene muy buena pinta, el inversor debería considerar siempre los activos en los que invierte con dividendos y ampliaciones incluidas. Si tiene un fondo referenciado al Ibex 35 y el dividendo se esfuma por arte de magia, no parece lo más lógico seguir invertido en ese producto. Ponerse a analizar un gráfico sin la escala adecuada genera, igualmente, una distorsión de la realidad que le puede dar información incorrecta. Por esa razón, quienes afirman que el Ibex 35 acumula una caída de casi el 50% desde sus máximos de 2007 bien debieran matizar que el cálculo es sin dividendos o, mucho mejor, empezar a utilizar correctamente el índice e incluir la rentabilidad total generada. De este modo resulta que, de momento, no estamos tan lejos de los máximos históricos.

El principal indicador de la bolsa española alcanzó sus máximos históricos en 2017, al superar la cota de los 29.000 puntos. Desde entonces, acumula una caída cercana al 16%, y pese a que este año el índice parecía querer volver a los números verdes —se superaron los 27.000 puntos—, esta semana nos deja muy cerca de los niveles de inicio de ejercicio.

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