Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
La reunión número veinte del llamado Grupo de Contacto de Ramstein tuvo lugar el 19 de marzo, dos días antes del atentado terrorista en Rusia que costó la vida a ciento treinta y tres personas e hirió a centenares. Este grupo aglutina a medio centenar de países cuyos ministros de Defensa se reúnen mensualmente desde abril de 2022 para coordinar el apoyo militar a Ucrania. Se trata de los treinta y dos países de la OTAN y sus aliados extrazona. En dicha reunión el tema central fue el compromiso de Estados Unidos y sus aliados en mantener el apoyo a Ucrania.
La reunión la abrió el secretario de Defensa estadounidense, el general Lloyd Austin, que es el convocante. Sostuvo que estaba en juego la supervivencia de Ucrania y que de ella depende la vigencia de la democracia en Occidente. Como muestra de la voluntad estadounidense de mantener este apoyo, el jefe del Pentágono informó que su país ha otorgado trescientos millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. Al no tener autorización parlamentaria, el material fue traído de los depósitos estadounidenses. Se trata de un acto simbólico: dicha cifra es solo el 0,5% de lo que está frenado en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, por decisión de los legisladores que responden a Trump.
Sobre este escenario, respecto a la guerra entre Moscú y Kiev, irrumpió un imponderable: el atentado del extremismo islámico en Rusia. Si bien los servicios de inteligencia occidentales habían advertido sobre el creciente riesgo de actos terroristas en el continente europeo provenientes de este extremismo, la magnitud del que ha tenido lugar en Rusia entra en la categoría de imponderable. En otros términos, el ataque de Hamas a Israel del 7 de octubre de 2023 y el que ha tenido lugar en Moscú el 21 de marzo de 2024 pueden ser considerados importantes fallos de inteligencia. En cuanto a la autoría del que ha sufrido Rusia, se lo autoadjudicó el grupo Estado Islámico-Korazan (EI-K). El EI-K comenzó a actuar hace un lustro en las zonas fronterizas de Pakistán y Afganistán. Apoya una versión extrema del islamismo, que considera moderados a los talibanes, que hoy gobiernan el segundo país.
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En el último año, esta organización –que realizó un atentado contra la embajada rusa en Kabul años atrás– ha realizado atentados con decenas de muertos en Afganistán, Pakistán e Irán. Parece también haber realizado los atentados que tuvieron lugar en Bélgica y Francia en los días siguientes al inicio de la operación militar de Israel en Gaza.
Pero la pregunta que surge es por qué este atentado ha tenido lugar ahora. Para Vladimir Putin, que no niega la autoría del terrorismo islámico, el hecho está vinculado a Ucrania, a la cual acusa el haber facilitado el operativo. Habiéndose constatado que los autores materiales provenían de Tayikistán, una de las exrepúblicas soviéticas de Asia Central con mayoría musulmana, sugirió que con este atentado se busca abrir un frente contra Rusia en el Este, cuando Ucrania se debilita notoriamente en el Oeste. En contra de esta hipótesis está el hecho de que la inteligencia estadounidense afirma haber informado, en los días previos, de la amenaza que enfrentaba Rusia, al igual que Europa occidental. Otra hipótesis, también manejada por medios rusos, vincula el atentado con el reciente triunfo de Putin en la elección presidencial que tuvo lugar el 17 de marzo, cuatro días antes del atentado, y habría tenido por objetivo debilitarlo tras el fortalecimiento político que había obtenido dentro de su país, lo que implicaba una suerte de mandato para continuar e intensificar la guerra.
Otras hipótesis afirman que la motivación del atentado estaría más vinculada a lo que está desarrollándose en Gaza. En medios occidentales se asigna relevancia a la elección del momento a cierta ofensiva sobre el extremismo islámico que están realizando los mercenarios rusos tanto en Siria, donde vienen actuando desde hace una década, como en el Sahel, donde han sustituido la presencia de Francia en varias de sus excolonias, como Mali, Níger, Burkina Faso y otras. Pero hay veces en las que el momento lo definen circunstancias u oportunidades y no derivan tanto de una planificación o estrategia de largo plazo.
En conclusión, respecto a por qué ahora, Putin, sin negar la autoría del extremismo islámico, plantea que el atentado fue para abrir un segundo frente ruso en el Este, mientras que en Occidente las hipótesis se orientan más a vincular el hecho con la guerra de Gaza.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
