¿Qué sucedería si los protagonistas de Luther y Marcella se cruzaran en un policial? Hay altas chances de consuelo y porrazos pero lo más seguro es una competencia por la medalla de oro en desdicha. Ambos encarnan el modelo de detective británico del siglo XXI. Gente con notables capacidades deductivas, que se involucran con su trabajo a un nivel insano, sin respeto por las normas, reconocidos y sufridos por sus pares, y –último pero no menos importante– con una vida personal estropeada, solitarios a su pesar y afectados emocionalmente. Las dos series (de la BBC e ITV) son parte del fenómeno del procedural centrado tanto en sus hombres y mujeres de ley como en los casos a resolver. El escenario, cuándo no, es una Londres hipermoderna e inquietante apegada a su raíz lúgubre más allá de su modernismo. El próximo lunes Film & Arts comenzará a emitir la entrega que convirtió a Idris Elba en una estrella internacional (irá cada lunes a las 22). La segunda temporada de la serie creada por Hans Rosenfeldt (Bron/Broen), por su parte, podrá verse por Netflix desde el próximo viernes. Auténticos thrillers psicológicos pero como un examen de quienes tienen que resolver los casos.

El sindicato de investigadores ingleses arruinados viene creciendo en afiliados (Broadchurch, Hinterland, The Fall, Happy Valley y River) pero Luther, que comenzó a emitirse hace ocho años, aun guarda el encanto de haber sido la primera de esta camada. Que al detective no le importa apegarse a las reglas queda claro desde los primeros minutos, cuando comete justicia por mano propia. De allí en más se lo mostrará herido más que heroico persiguiendo pedófilos, francotiradores, emuladores de asesinos folklóricos, caníbales y una villana a su altura como Alice Morgan (Ruth Wilson). La mujer será su némesis, interés romántico y comadre en un relato donde los límites entre el bien y el mal son difusos. Es cierto que con el correr de sus temporadas, la serie forzó el verosímil que había instaurado. Algo que nunca sucedió en la seca y noventosa Prime Suspect. Pero al igual que la DCI Jane Tennison de Helen Mirren, Elba imanta con su personificación. Es un tótem de derroteros personales enmascarados como triunfos profesionales. Neil Cross, el creador de la serie, dijo haberse basado en Sherlock Holmes y Frank Columbo para dar forma a este investigador que tiene sus señas reconocibles: detesta las armas de fuego y nunca se quita las manos de los bolsillos. Una buena nueva para sus seguidores. La quinta temporada de Luther empezó a filmarse a comienzos de este año aunque todavía no hay novedades sobre su fecha de emisión.

La protagonista de Marcella (Anna Friel) no la pasa mejor. Basta añadirle un toque femenino, cambiar el sobretodo por un anorak y suculentas cucharadas de nordic noir para dar con su figura. En la primera temporada, la ex detective regresaba al trabajo tras ser abandonada por su esposo. Perseguir a un asesino serial que volvía a las andadas (y nunca había podido atrapar) la sometía a una espiral de acciones impredecibles, arranques de furia y apagones en su memoria. Y el gancho del final de la primera temporada jugaba con presentarle ese desconcierto a la audiencia. ¿Los demonios personales la habían convertido en criminal? Esta segunda temporada propone indagar en esas lagunas y agujeros con el añadido de un nuevo caso. Hay un asesino de niños con un modus operandi grotesco e inédito. En el combo aparece una decadente estrella de rock de los setenta al estilo Gary Glitter, brujería, morbo mediático y, para peor, su hijo queda involucrado en la investigación. La amnesia y fractura disociativa no la ayudan para nada. “Interpretar a una mujer de esta clase es una oportunidad increíble para mí. Es un estudio de una mujer al borde de un ataque de nervios dedicada a un trabajo absorbente. Parece que eso la mantiene unida por fuera pero por dentro la aliena, es un desastre”, sentenció la actriz.