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Son niños y sólo niños. Con esta idea, la ONG Save The Children ha presentado un nuevo informe para denunciar la situación de los menores en tránsito: niños obligados a dejar atrás a su familia y su país, y que debido a la discriminación que sufren en los estados a los que llegan siguen excluidos socialmente. Niños que se hallan en una situación de desamparo legal, que cuando consiguen llegar a España la legislación permite dejarlos en limbos jurídicos e incluso rechazarles cuando llegan a los puestos fronterizos.
En un desayuno informativo organizado este lunes ante los medios de comunicación, se ha dado a conocer el documento del que se extrae que en el mundo hay 30 millones de menores de edad que se han visto obligados a dejar sus hogares en busca de oportunidades para mejorar su calidad de vida, persiguiendo obtener derechos básicos como la paz, la seguridad o el acceso a la educación.
Los testimonios de 65 jóvenes que prestaron su voz para relatar sus experiencias tras pasar por el sistema de protección de menores en las comunidades de Andalucía, Cataluña, Madrid, País Vasco, Valencia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla han sido clave para elaborar este informe contando sus historias en primera persona. Omar Sylla, presente en el acto, es uno de estos jóvenes. Salió de Senegal en el año 2006 cuando tenía 17 años y cuenta que en ese momento "sólo ves el lado optimista" por lo que tuvo el valor de dejarlo todo: "Yo decidí salir de mi país para continuar con mis sueños". Llegó a Tenerife en una patera con otras 157 personas. "Recibimos el mismo trato que cualquier adulto", explica, ya que una vez allí no recibió ningún tipo de prueba de determinación de edad. Pasó cinco semanas en un centro de internamiento donde, como describe, "uno está ahí sin saber dónde vas a terminar". Más de la mitad de las personas que viajaron con Omar fueron expulsadas del país. A él lo montaron en un avión sin conocer su destino, que por "suerte" fue Madrid.
Incremento del número de menores migrantes
Los riesgos y las dificultades a las que se enfrentan estos menores migrantes comienzan en el momento en que emprenden su camino. Las rutas que utilizan son las mismas que las que recorrerían si fueran acompañados por sus familiares, por lo que estos niños representan uno de los colectivos "sujetos a las mayores y más recurrentes vulneraciones de derechos", afirma el director general de la ONG, Andrés Conde.
Tal y como narra el dossier, España es el tercer país en número de llegadas. En 2017, 119.369 personas llegaron a Italia, 29.718 lo hicieron a Grecia y 28.349 a España. De los que atravesaron nuestras fronteras -la mayoría en una patera-, el 14% eran menores aunque se desconoce cuántos lo hicieron sin el acompañamiento de un adulto.
Andalucía, Ceuta y Melilla, principales destinos
En la actualidad, "en España tenemos 6.414 niños y niñas bajo nuestro sistema de protección" -2.417 más que en 2016-, explica Conde, que detalla que este dato supone que "el año pasado creció en un 60% el volumen de llegada y la expectativa es que en 2018 siga aumentando". No obstante, es importante resaltar que no todos los menores que llegan se identifican como tales debido a que muchos esconden su edad con la intención de trasladarse a otra comunidad o para acceder al mercado laboral; del mismo modo que tampoco se contabilizan los que se fugan de los centros de tutela pública.
Según los datos del año pasado, Andalucía es la comunidad con el número más alto de niños migrantes tutelados, el 34,44%, seguida de Melilla con el 14,3% y Cataluña con el 12,55%. Los menores procedentes de Marruecos son el colectivo más numeroso con 4.159 niños debido, en parte, al agravamiento en las tensiones sociales causadas por la frágil situación económica que atraviesa el país. A éstos les siguen los originarios de Argelia, Guinea Conakry, Costa de Marfil, Camerún, Nigeria o Mali.
Del total que entran en España, se calcula que el 90% son varones y el 10% mujeres, debido principalmente a que muchas se intentan identificar como varones o como adultas al ser víctimas de trata.
Fallos en el sistema para menores
La directora de sensibilización y políticas de infancia de la ONG, Ana Sastre, ha alertado también durante el acto sobre los fallos que presenta el sistema a la hora de acoger y proteger a los menores que consiguen atravesar la frontera con el fin de que aquellos que emprenden un viaje sin acompañamiento tengan una mejor acogida en el futuro.
Las devoluciones en caliente, las ineficaces pruebas de verificación de menores que provocan que muchos niños terminen en centros de adultos, la sobresaturación de los centros y las continuas situaciones violentas son sólo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los menores. Para intentar solucionar estas trabas, Save The Children ha iniciado desde hoy una petición de recogida de firmas para que se fomente la acogida en entornos familiares ya que, como explica Sastre, "es mejor para que el niño se desarrolle" frente a los centros residenciales que suelen estar saturados.